Logo del videojuego Silent Hill con letras blancas y una 'f' roja en el extremo derecho.

Jugado en Playstation 5

Probé Silent Hill f en PlayStation 5, y lo que ofrece NeoBards Entertainment es un regreso que se siente auténtico, ambicioso y emocional: conserva lo mejor de la saga de horror psicológico mientras incorpora ideas frescas que amplían lo conocido. Sí, tiene defectos, pero son los menos en comparación con lo que logra con aciertos constantes.

Música: atmósfera clásica con nuevos matices — 9/10

La música es uno de los fuertes de Silent Hill f. Tener a Akira Yamaoka involucrado garantiza esa mezcla inconfundible de melodías sombrías, ambientes envolventes y climas sonoros perturbadores que hacen del miedo algo más que sustos visuales. La banda sonora cumple de muy buena forma en edición de audio, efectos ambientales y sonidos de ambiente que refuerzan la tensión.

No obstante, aunque la música hace bien su labor, no siempre alcanza los picos de intensidad emocional del remake de Silent Hill 2, lo que impide que sume un 10 perfecto en este apartado.

Historia: misterio con consecuencias emocionales — 9.5/10

El argumento de Silent Hill f introduce a Hinako Shimizu, una estudiante de preparatoria en el Japón de los años sesenta, que vive un evento personal traumático, para luego enfrentarse a una aldea —Ebisugaoka— invadida por una densa neblina y la desaparición de casi todos sus habitantes. Hay familiares, traición, violencia doméstica, y otros elementos fuertes de horror psicológico.

Lo que sobresale es cómo la historia distribuye su narrativa en forma de fragmentos de rompecabezas: pequeños detalles, NPCs que influyen en los hechos, finales múltiples dependientes de las acciones, y una progresión de la identidad de Hinako muy bien lograda.
Hay momentos en que la trama se siente menos original y ciertos sueños o secciones oníricas —donde los mapas son independientes del mundo real— muestran diseño un tanto más simple o menos profundo. Pero en general, se siente muy sólida, y mucho más que un remake: Un nuevo Silent Hill con personalidad.

Rendimiento: lo mejor del juego — 10/10

Este es quizá el apartado más pulido que encontré. En PS5 Silent Hill f ofrece modos de visualización que permiten elegir entre calidad visual con resolución 4K y efectos de luz, partículas y detalle, o un modo de rendimiento a 60 fps con sacrificios aceptables. Ambos modos funcionan muy bien, sin bugs graves ni caídas de frames que arruinen la inmersión.

Tecnología moderna (Unreal Engine 5) aplicada con bastante esmero. El desempeño técnico cumple de forma sobresaliente en casi todas las facetas: iluminación, partículas, efectos visuales, diseño de enemigos, atmósfera general. Prácticamente no encontramos glitches de gravedad, lo cual demuestra un nivel de polish notable.

Jugabilidad: riesgo, vulnerabilidad y supervivencia — 9/10

El gameplay de Silent Hill f combina combate cuerpo a cuerpo con armas efímeras (objetos que se desgastan), mecánicas de stamina y esquiva, y una barra de sanidad mental que añade capas de tensión: no es solo pelear, es decidir cuándo pelear, cuándo escapar. Esa gestión de recursos y vulnerabilidad refuerzan la sensación de horror.

También hay puzzles clásicos (símbolos, llaves, acertijos), exploración de la aldea y sueños que retuercen la realidad. Algunos puzzles llegan a sentirse demasiado ambiguos o complicados, en parte por expectativa de resolución indirecta o pistas vagas. Diseño de niveles correcto, aunque en mapas oníricos hay momentos de menor creatividad y de cierta repetición de espacios.

El combate tiende a la lentitud, lo que ayuda al ambiente, pero puede frustrar a quienes prefieren acción más inmediata. Hinako se siente vulnerable, lo cual es intencional, pero también significa que algunos encuentros pueden sentirse injustos si esperas un combate “rápido”. La curva de dificultad está bien calibrada, y el juego permite ajustar puzzle/combat difficulty.

Conclusión

Silent Hill f es, en muchos sentidos, un renacimiento digno para la franquicia. NeoBards logra mantener lo esencia del horror psicológico clásico de Silent Hill, mientras traslada la experiencia a Japón, con una protagonista con quien se empatiza, una ambientación visual y sonora que realmente te atrapa, y mecánicas que arriesgan sin desviarse demasiado del génesis del miedo.

Hay asperezas, claro: diseño de niveles en los sueños que no siempre convencen, algunos puzzles menos refinados, una proximidad inevitable —y quizás injusta en comparación— con el remake reciente de Silent Hill 2. Pero estos defectos se sienten menores ante la solidez general. Silent Hill f va por muy buen camino; hemos visto ya que Konami y los creadores están apostando fuerte, y estamos emocionados por los próximos juegos que tenga la saga por delante.

Califiación Final: 9.2